“Dicho de otro modo: no hay individuo posible sin formación del individuo. No hay sujeto sin formación, sin ascesis del sujeto. Hoy, de una manera completamente insólita, la idea misma de formación desaparece de la concepción que hacemos del individuo. Todo está siempre dado.”
Alain Finkielkraut.
Por lo general, no estamos muy abiertos a considerar el desarrollo de nuestra identidad, tanto personal como colectiva, mirando hacia los otros. Sin embargo, aquello que de algún modo sostiene lo que somos, viene dado en relación con esos otros, y, es obvio también, que toda identidad humana es cultural, es decir, se configura como entidad histórico-social, pues todo individuo está relacionado, a partir de su dimensión espacio-temporal, tanto con los otros como con su entorno. Somos, visto así, por estar en una dimensión colectiva de lo humano. Y los entes históricos modelan, en este sentido, las posibilidades, las conciencias, las esperanzas y la creatividad de los sujetos, al mismo tiempo proporcionando los mecanismos de reflexión para construir alternativas que, por ejemplo desde el arte, ponen de manifiesto, en su diversidad, las dudas sobre ese mismo contexto histórico-social cuya hegemonía puede ser cuestionada. El arte, entonces, no pasa por el embudo. Ni aún participando de las formas, colores, contornos, contrastes y movimientos, se abandona a la marca de memoria que deja la visión, y decide enfrentar el problema de la renovación y de la actualidad, más que de su propio lenguaje y de sus códigos, de su esencial testimonio humanista.
Así, atendiendo a la perspectiva artística abierta no únicamente a un quehacer de resistencias, sino a su nivel propositivo, la obra de Ascensión González pasa, sin estridencias pero con delicada firmeza, por la aportación crítica que requiere la mirada hacia un proyecto colectivo, que a su vez es un proyecto liberador, y que asimismo plantea poner en tela de juicio el gran proyecto hegemónico que nos construye el presente. Descentrarse del proyecto dominador, implica evidenciar la distancia respecto de una sociedad tramada desde una lógica de identidades conflictivas, desarraigadas y alienadas que, por lo general, produce ciertos comportamientos autodestructivos, configurando, por así decir, individuos “autoautistas”, individuos identificables con el paradigma de la competitividad egoísta, y que son capaces de mirarse a la cara, sin rostro y a distancia, sobre un cielo nublado y azul, expiando sus culpas alrededor de una montaña de automóviles para el desguace, junto a un paisaje ya solo recordado, deambulando a ciegas por las calles de una ciudad apagada.
Compartir este diagnóstico es lo que hacen los blancos habitantes, prosaicos y anodinos, distribuidos por entre la poética de la artista valenciana. Apegados a la cultura del desencanto y la desesperanza –tal vez a causa de la opulencia-, que presenta una concepción cultural, económica e ideológica ligada al mercado como “sistema natural” que regula a los sujetos, toman el contexto del cual provienen avanzando en el camino de la búsqueda, pues ésta sigue teniendo sentido en una aventura artística poblada de hélices y escapatorias. En la nueva búsqueda del mundo de la vida, estos moradores níveos afirman que es posible alzar el velo de la ignorancia, aún en un entramado social con crecientes niveles de dominación y exclusión. Esa historia sabida, se proyecta hacia el futuro, cambiada, desde el arte. Ascensión nos corrige la historia y persiste en rastrear al sujeto, ofreciéndonos tan solo lo que ha quedado de él: el individuo.
Se comprende ahora, en base al anterior “tan solo”, que en el trabajo de la creadora, los exvotos sin vida sean, además de un artificio histórico estratégicamente explotado en serie con el fin de esclarecer la intoxicación, unos objetos/sujetos impasibles e impersonales, en definitiva, el rostro de un silencio a voces, coaligado conscientemente con los otros en introducir la decisiva constatación del rebaño.
La imagen nietzscheana nos vale aquí como herramienta de los nuevos valores que, una voluntad fortalecida por el arte, ultima despertar en lucha contra los abusos de la dominación y la exclusión. Despertar, en suma, el pensamiento libre. Es también evidente que topamos, desde la incorporación de una dimensión simbólica en las piezas de la artista, con los tentáculos de lo estricto empequeñecido y la obsesiva simplicidad filtrada en los dorados mundos vividos por los indolentes denunciados. Pero, no es menos cierto, que los microhombres se adentran en potenciar la construcción de una subjetividad colectiva, afirmada en una red de procesos gráficos y tácticas compositivas –en ocasiones armonizadas desde la verticalidad y la repetición multiplicadora de cuerpos humanos que con frecuencia nos llevan a los registros visuales de Genovés o, más recientemente, a ciertas propuestas escultóricas de A. Siurana- centradas en elaborar un espacio de aprendizajes y respuestas, que denunciarían lo instituido anunciando y desplegando lo instituyente.
Desde aquella posición, en donde lo instituyente se refiere a lo constructivo de la imaginación y la creación, todo aparece descarnadamente dinámico y casi apremiante, una vez más proyectado en un plan de vida que no se encierra en sí mismo, ni olvida de qué lugar proviene, pues, de hacerlo, borraría el totalitarismo que paradójicamente le instala en la utopía.
Situados así en aquel lugar de ideas y realización práctica, atentos a la esquiva ingenuidad del trazo sublevado y la resina, podríamos decir que en el quehacer de la artista se da una beligerancia queda, y algo lúdica, a través de la cual la reproducción de la figura humana, en realidad, reúne en sí misma, por un lado, la tradición de una comunidad, y por otro, la modificación del movimiento cultural que la cohesiona. A la par, este ejercicio hermenéutico merecería nuestra aproximación intelectual y sensible, pues esos individuos blancos y apergaminados reviven como sujetos, ya sea mediante ordenamientos compositivos o escenografías calculadas, haciéndonos ver la operatividad de un incipiente proceso de socialización cooperativa. Esa es la razón de que, frente a un solo individuo, los demás de su clase estén al otro lado del mundo.
Aquella colectividad, una comunidad deliberativa bien agrupada, ya medita en eludir la sumisión, siendo únicamente dóciles al establecimiento de redes de solidaridad, indomables por el paradigma hegemónico a pesar de que quien las integra siente sus pies anclados al suelo, y tan pesados y relucientes como si hubieran sido creados con el más noble de los metales. Tal situación, a nuestro modo de ver plena de contiendas, combates, choques y desafíos, le otorga al sujeto un incremento de la experiencia a pesar de que las facciones no desvelen el paso del tiempo. En otras palabras, se diría que en su indistinguible existencia artística, los sujetos de Ascensión González son ya un sujeto colectivo, porque cada uno de ellos, “individualmente”, han comprendido su posición con respecto a las trampas del pensamiento único, paladeando la autenticidad y el blindaje frente al poder, y saboreando el amargo condimento de la golosina mediática.
Seguramente todo lo precedente explique la silenciosa presencia, la prudente austeridad y el calculado sosiego aparente de unas figuras que no tienen interés en sí mismas sino en cuanto que dialogan, susurrando, con los otros y con el espacio. Ahí residen los datos de lo artístico, los interrogantes de la Estética y el disfrute del espectador ante el devenir creativo del Yo al nosotros. Y no deja de ser cómico que las advertencias de una desarmonía existencial tan profunda, nos la planteen sujetos tan menguados. En todo caso, vaticino que la rebelión será en grupo, como siempre, y sin más objetivo que desbordar la neutralidad, alba y pusilánime, de los ausentes.
Ricard Silvestre.
Centre de Documentació d’Art Valencià Contemporani CDAVC.
Institut de Creativitat i Innovacions Educatives.
Universitat de València – Estudi General.
Publicado en el catálgo PERSONAJES EN LA INTIMIDAD. Edita Caja Mediterráneo.
ISBN: 978-7599-215-0 Depósito legal: A-284-2011
Cada uno a nuestra manera de creer, en un momento, en una circunstancia, en una situación. Cada uno representado con esa fantasía deliberada y puntual o simplemente desde su propia oscuridad porque no hay pistas, tan sólo representaciones inanimadas y anonimizadas. Cuerpos sin nombre y sin identidad. Cuerpos hacia dentro, cuerpos sin más, a su manera de creer o de estar, en un momento, en una circunstancia, en una situación. Ninguna clave de acceso, ningún resquicio por donde penetrar. A veces, alguno, nos muestra esa fantasía deliberada que le suponemos, pero quizá tampoco sea eso. Quizá es la manera de decir nuestra artista que de cuando en cuando sueña con volar, con parajes naturales, con cosas y situaciones repentinas porque así son los sueños, y las fantasías, y los ensimismamientos, y las circunstancias. O tal vez toda esa convocatoria que nos muestra sea un juego, o una recreación psicológica, o el argumento de una reflexión, porque la incógnita concentrada en sí misma nos permite suponer, y aventurar, y eso es una de las grandes virtudes del arte, su verdadera esencia.
La verdad es que Ascensión González nos cita para que presenciemos el encuentro de grupos de cuerpos sin nombre, sin expresión, sin reflejos conmotivos; por eso yo no quiero decirlos seres humanos, me parece que carecen de voluntad y de intención porque entiendo que son el resultado de bloque, de colectivo, y cuando se da esa suma se pierde la individualidad y la decisión personal y dejamos de pensar por nosotros mismos y también perdemos el nombre y la identificación y pensamos o dejamos de hacerlo por darse una conducta grupal. Es entonces cuando el pensamiento y los actos no encuentran responsables. Son dinámicas colectivas en las que se pierde el rostro, la expresión, incluso el alma. Una metáfora.
En algunos casos, no siempre es igual de severa, Ascensión González nos indica una salida, enciende una bombilla tenue, los menos porque cada día se encuentran más dificultades. Es cuando rescata alguno de los cuerpos del grupo. Entonces, aunque los mantiene igual de hieráticos y sin tensión, los inculca la capacidad de anhelar señalándolos desde sus tendencias personales mediante elementos identificadores. Son registros que nos animan a esperanzarnos y a convencernos de que debemos pelear por no dejar de ser nosotros, únicos, nombrados con propiedad. Es una lucha infinita y dura porque cada día dejamos de ser un poco más. Cada día nos guían más las masas y cada día nos restan una pequeña parte de nuestro pensamiento individual los colectivos, los mass media, los sistemas de control, el aumento de la vigilancia. Cada día se nos borra una letra de nuestro nombre a cambio de una raya más en los códigos de barras. Lentamente hacia la eliminación de las emociones, de la expresión, de la fantasía. Es una llamada de atención para que reaccionemos y no dejemos de ser, a nuestra manera, en nuestra propia circunstancia.
Resulta desasosegador y angustioso verse retratado en esos grupos fríos y ausentes que reúne Ascensión González. Grupos alineados militarmente, bajo las órdenes de la exactitud, de la multiplicación mismada. Todos un todo. Apenas queda tiempo. Ascensión González nos lo vocea desde sus esculturas, con la delicadeza de su sensibilidad, hemos de darnos prisa. Corramos hacia nosotros y no permitamos que nos anonimicen. No podemos dejar de buscarnos y referirnos jamás. Ascensión González es el nombre de esta artista. Quien firma esto José Manuel Álvarez Enjuto. Una y mil veces y sin cesar debemos llamarnos. Es muy probable que dentro de poco no sepamos cuál fue nuestro nombre, pero sí 4807611, registrado como /////////////////
Mirémonos pues en el espejo que nos ofrece Ascensión González y pensemos. Jugosa metáfora.
José Manuel Álvarez Enjuto
Publicado en el catálgo FRÁGIL. Edita Ayuntamiento de Alicante. Concejalía de juventud. 2007
Más que una piedra en el zapato Ascen González, en la galería Artefactus, pretende ponerla en nuestras conciencias con su nueva exposición. En ella la artista ilicitana vuelve a ponernos delante de su personalísimo espejo a través del cual, y valiéndose de su ejército de humanos de porcelana, nos muestra una visión de nosotros mismos como miembros de la sociedad. Sus personajes no son fríos o inexpresivos. Son individuos pasivos que generalmente no actúan de motu propio, sino inducidos por poderes ocultos o por el condicionamiento que provoca la pertenencia a un grupo determinado. Nos pueden parecer ajenos, pero nada más lejos de la realidad. Cualquiera de nosotros puede estar en su piel en un momento dado con lo que juzgarlos a la ligera sería una irresponsabilidad.
Estos personajes son protagonistas de historias en escenarios construidos con todo tipo de materiales que su autora ha ido incorporando a su arsenal creativo con el objeto de componer el universo que surge de su profusa imaginación. Esta vez, esos escenarios dejan de ser estáticos y cobran vida. La luz y el movimiento se introducen como nuevos elementos que enriquecen la ya de por sí profunda visión de la artista de ese mundo que nos rodea, permitiéndole poner de relieve matices que hasta este momento no podía expresar con claridad.
Pero no han cambiado solamente los escenarios. También los hombres de porcelana transmutan, cambian su ADN. Evolucionan hacia nuevas realidades plásticas y con ellas a nuevas formas de expresión conceptual. Han pasado de llevar cascos de metal a transformarse ellos mismos en metal. De los pesados cascos de plomo a una nueva raza de hombres de bronce.
Sin embargo, no podemos olvidar que toda expresión artística lo que busca es el despertar sensaciones en el espectador. No busquemos mensajes objetivos en las obras, ni siquiera una opinión. Es el propio espectador el que debe darse a sí mismo sus propias interpretaciones con respecto a lo que está contemplando. Ese es y no otro el objetivo que persigue la artista. Es en la parte conceptual donde reside la fuerza de las obras expuestas. La belleza emociona pero es la idea que sugiere la pieza lo que la completa.
A. Otal
Publicado en la revista M http://www.m-arteyculturavisual.com/2015/02/20/una-piedra-en-tu-zapato-ascension-gonzalez/
EDITA: MAV Mujeres en las Artes Visuales Contemporáneas MADRID
ISSN: 2255-0992
Una vez COSA
COSA, que es un personaje libre, hueco, vacío y lleno a la vez, fue atrapado.
En una ocasión fue escayolado por una casa.
La casa que iba a ser su libertad le metió una pajita en la cabeza y absorbió todos sus líquidos. Cuando COSA quiso abrir la puerta descubrió que a la llave le faltaba un diente.
En otra ocasión y creyéndose liberado de la casa, entró en una fábrica de coches llena de gente. Al final del día cuando quiso mirar al exterior, no tuvo ventana a la que asomarse, buscó la puerta y no la encontró.
En otra ocasión paseaba por la calle cuando creyó que ni llaves, ni ventanas, ni puertas
le impedirían caminar. Agachó la vista al tropezarse con sueños, alargó su brazo y su mano se pegó al suelo.
Un peso en su espalda le hizo perder el equilibrio
su cuerpo alado cae.
En otra ocasión pistola disparó de su boca grandes chorros de aire.
Este aire no hizo volar las alas, ni la fábrica, ni las llaves, ni la casa.
Se hizo rígido y se quebró.
Intentando alcanzar lo que quería, incluso siguiendo la misma vía, llegó a tocarlo por detrás.
Confió su pasado caminado para llenar un futuro en blanco. Creando con ello el camino que le lleva a su reflejo. Solo encararse separados por abismos cimentados de aire, vertiginosos. Inmóviles siempre con los pies en la tierra, manteniendo el anclaje.
por estas alas no corren los aires
estas alas no atraviesan los vientos
estas alas no sueltan lastres estas alas me pesan
me falta el aire
(que pena que te limites a caminar teniendo alas, plumas que vuelan, cabezas sin líquidos, llaves sin dientes)
Yo soy frágil pero tengo pistola
Yo no tengo la fuerza pero tengo las alas
Susana Guerrero
Ascensión González Lorenzo
Publicado en el catálgo FRÁGIL. Edita Ayuntamiento de Alicante. Concejalía de juventud. 2007
La expresión artística es un hecho, del cual, necesitamos todos los seres humanos para un mejor devenir diario, para ser mejores personas, además nos da pie a la reflexión y al pensamiento positivo, en resumen, el acto creativo es un intento generador de pensamiento que, mediante el lenguaje no verbal, característico de cada disciplina artística y siempre bajo el punto de vista del creador y su contexto, intenta reflejar en el resultado, tanto vivenciales y experiencias personales, como obras más generalistas de compromiso con la sociedad contemporánea. Con todo ello, se desencadenan una serie de acontecimientos de reciprocidad, que alimenta ese instinto innato, por una parte del creador, y por otra, del espectador, así como de instituciones, historiadores, críticos, etc.
Para llevar a cabo estos pensamientos plásticos y materializarlos se precisa de cierta infraestructura e inversión por parte del creador, que muchas de las veces no tiene disponibilidad económica para llevar a cabo sus proyectos, sumándose otro factor, que es la posibilidad de poder mostrar estos resultados, completándose así la obra de arte y cumpliendo todos los objetivos. En base a esto, el artista plástico necesita, en la mayoría de los casos, del soporte y apoyo por parte de las instituciones culturales que destinan parte de sus fondos para ello, desencadenando la motivación del creador, por una parte y satisfaciendo la demanda social de esta necesidad primaria de disfrutar con los pensamientos plásticos de nuestros creadores contemporáneos, así como el apoyo y la difusión de la obra.
La escultura, la creación tridimensional siempre se ha dicho que es más compleja, en cuanto que se necesitan más medios físicos, de espacio etc... así como en el plano expositivo, transporte, montaje, embalaje, etc... Por parte de las instituciones que abogan por el mecenagzo de las artes debieran implicarse de forma seria y tomar partido por la escultura, apoyándola, impulsándola y adquiriendo obra, enriqueciendo así el patrimonio institucional, que al fin y al cabo es el de todos, como estimulando al artista, que no ve sus propuestas realizadas en vano y con ese soporte económico, poder realizar más proyectos, más piezas, más ...
Una de las apuestas institucionales que cumple estas premisas, además de ser un referente de gran interés para los artistas dada su trayectoria y la calidad que refleja en cada proyecto que prepara es la que parte del el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert. En la presente, continuista y consolidada, así como reconocida convocatoria de los Encuentros de Arte Contemporáneo, centra su atención en un grupo de creadores, potencialmente sólidos, que tienen muchas cosas en común, entre los que se encuentran representados en esta edición: Ascensión Gonzalez Lorenzo, Tere Martinez Parra, Maribel Pérez y Gabriel Rufete.
Los referentes figurativos, los “Hombres Blancos”, de Ascensión Gonzalez Lorenzo, son una atrevida incursión en el mundo de la figuración contemporánea comprometida con la sociedad, rozando la reivindicación social de los condicionantes de todo tipo a los que estamos sometidos en nuestra época. Con ciertas dosis conceptualistas, estos hombres nos hablan de la soledad del ser humano contemporáneo en distintas situaciones, generalmente, en escenografías oníricas en una búsqueda contínua hacia lo desconocido, en un intento de fuga o evasión de la realidad que lo contextualiza y lo ata a ese vivir diario, enfrentándose a todo tipo de condicionantes autoimpuestos por esta sociedad y por él mismo, de la que formamos parte y a la vez, hemos ayudado a crear y hemos sido atrapados por ella. Seres humanos que parecen vacíos de contenido que pretenden desarraigarse y salir volando de este contexto en el que está totalmente en desacuerdo, pretendiendo hacer reflexionar al espectador al respecto de su situación en esta época que nos ha tocado vivir
Obras como: Hombres hélice, hombres luz, hombres espada, hombres florero, representan a seres que se encuentran ahogados en sus propios fluidos, definitivamente grupos de hombres blancos unidos por una acción inexistente, por un estado de latencia infinito, que nos van aprisionando en los distintos actos cotidianos.
En palabras de la propia escultora:
“Escenografías de seres solos acompañados por su propia soledad. Encontramos Interiores perdidos, aislados por yermos embarazos propios de la acción de andar. Caminos de la vida que solo nos dejan remontar. En el epilogo otra pregunta… ¿serán necesarias las alas para volar?...”.
[...]
A título personal, creo que los escultores seleccionados, y en general, todos los artistas presentes en esta VIII edición de los Encuentros de Arte Contemporáneo
, representan la firmeza y solidez, así como la madurez de los jóvenes creadores emergentes que van consolidando en sus propuestas plásticas los planteamientos y parámetros estético – conceptuales del pensamiento contemporáneo, siendo así una apuesta de futuro firme y representativa del panorama artístico de la Escultura Contemporánea española.
Moisès Gil
Artista Plásico y Profesor Titular del Departamento de Escultura de la U.P.V.
Publicado en el catálgo EAC VIII Encuentos de Arte Conemporáneo '06. Edita Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert y Museo de la Universidad de Alicante. 2006
ISBN: 84-7784-495-X Depósito legal: A-691-2006